La enfermedad de Alzheimer es una de las formas más conocidas de demencia. Se trata de una enfermedad degenerativa, irreversible e incurable que en forma lenta y progresiva destruye las células del cerebro, ocasionando pérdida de la memoria y de otras funciones mentales como la capacidad de raciocinio, de juicio, de orientación y problemas con el lenguaje, entre otras. La enfermedad es por lo general muy larga, siendo, en la mayoría de los casos, un familiar quien se convierte en el cuidador de la persona enferma.
- Asegurarse al momento del diagnóstico que el o los profesionales resuelven las dudas existentes respecto a la misma enfermedad, a etapa en que se encuentra la persona enferma, beneficios y efectos secundarios del tratamiento farmacológico, otras opciones de tratamientos, etc.
- Contar con un médico con el que se pueda estar siempre en contacto.
- Enterarse de las circunstancias del familiar enfermo en relación con servicios de salud con que cuenta, asuntos financieros, legales, gastos actuales y futuros.
- Organizar una reunión familiar o hablar con cada uno de los miembros de la familia con el propósito de: compartir la información que se posee sobre la enfermedad de Alzheimer, considerar los cuidados que requerirá la persona enferma, las decisiones que deberán tomarse y compartir responsabilidades.
- Educarse acerca de la enfermedad y las técnicas de los cuidadores durante los diferentes estadios a medida que la enfermedad progresa.
- Enterarse de los recursos disponibles para el cuidador y para el ser querido enfermo. Averiguar sobre Asociaciones, programas o grupos de apoyo existen.
- Recordar que el cuidado del enfermo no puede estar a cargo de una sola persona.
- Dar especial importancia a la necesidad de que el cuidador cuide su condición física, médica, emocional.
- Informar a las personas del entorno sobre el diagnostico del ser querido. Ellos podrán ser de mucho apoyo.
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