Ejercicio y enfermedad de Parkinson


La enfermedad de #Parkinson afecta aproximadamente a seis millones de personas en todo el mundo, produciendo diferentes síntomas motores como lentitud, temblor, rigidez y dificultades en la marcha. Al tratarse de una condición neurodegenerativa, existe un proceso progresivo de deterioro y muerte de las neuronas que producen dopamina, que es crucial para la movilidad y el adecuado funcionamiento de las capacidades motoras del ser humano.  Aunque aun no se conoce una cura, el tratamiento farmacológico se basa en suplir los efectos de la dopamina faltante en el cerebro, mejorando los síntomas y la calidad de vida de los pacientes. 

 
Las terapias no farmacológicas también son de vital importancia para complementar el tratamiento indicado por el neurólogo. De esta forma, el papel del ejercicio en todo este proceso es fundamental, ya que la actividad física regular puede hasta cierto punto retrasar este proceso neurodegenerativo, llevando a que la progresión de la enfermedad sea más lenta. Diversos estudios científicos han demostrado, que los pacientes con enfermedad de Parkinson que se ejercitan más frecuentemente y a una mayor intensidad, presentan un deterioro más lento en las escalas que evalúan los síntomas motores de la enfermedad.

Actividades como el ciclismo, el baile, y las caminatas realizadas de forma regular, han demostrado múltiples efectos provechosos en esta enfermedad, que se multiplican en cuanto se realicen más tempranamente después del diagnóstico y en cuanto más alta sea la intensidad del ejercicio. Además de los beneficios en la capacidad aeróbica y en los síntomas motores, el ejercicio también mejora la calidad de vida de los pacientes y tiene efectos favorables en síntomas no motores como la depresión y las alteraciones de la memoria.

Estos ejercicios, deben ser idealmente comentados y planificados en conjunto con el neurólogo, el especialista en rehabilitación o el terapeuta físico, dado que deben ser individualizados según las características, y necesidades de cada paciente. Para los programas de ejercicio son importantes dos factores: definir las metas antes de comenzar un programa y en lo posible, realizar el ejercicio mientras se está bajo el efecto de los medicamentos para el Párkinson, ya que esto garantiza un mejor rendimiento, y disminuye el riesgo de complicaciones como caídas o lesiones.

¿Qué ejercicios se recomiendan en un paciente con enfermedad de Parkinson?

No hay un ejercicio que sea claramente mejor que otro. Lo más importante es realizar un ejercicio con el que el paciente se sienta más cómodo y que permita una continuidad en su realización, adaptado a la capacidad de cada paciente. Se puede incluir ejercicio cardiovascular (bicicleta, caminadora, elíptica) y ejercicios con pesas ligeras. No se debe de realizar un sobreesfuerzo o realizar ejercicios que aumenten el riesgo de caídas. También existen estudios que recomiendan actividades como el Tai chi y los bailes de tango.

  • Bicicleta o ciclismo: puede ayudarle a mejorar la velocidad y cadencia al caminar.

  • Ejercicios en una caminadora o en una elíptica: puede mejorar la capacidad para caminar o correr. Los ajustes en la velocidad e inclinación hacen este ejercicio más efectivo, sin embargo, se debe de tener precaución con las caídas.

  • Ejercicios de postura y marcha: para mejorar la postura,  hay que procurar mantener el cuerpo lo más derecho posible y los hombros hacia atrás. Para mantener un mejor equilibrio, mantener los pies ligeramente separados cuando se esté parado, y para pacientes con alteración al caminar, intentar dar pasos amplios, entrando con el talón en el suelo en cada pisada, como si se estuviera “marchando”. Los pasos más largos ayudarán a elevar más los pies evitando que se produzca su arrastre.

  • Estiramientos: los ejercicios de estiramiento pueden ser muy beneficiosos para contrarrestar los efectos de la rigidez y poder aumentar el margen de movimiento
  • Pesas ligeras: los ejercicios con pesas (en función de las posibilidades de cada paciente) pueden ser ideales para mantener la fuerza de los diferentes grupos musculares.
  • Bailes de tango: esta actividad potencia el cuerpo y la mente. Puede ayudar a mejorar la coordinación, la orientación espacial y la habilidad para concentrarse.
  • Tai chi: este ejercicio ayuda al control postural. Además, puede mejorar el control sobre el centro de gravedad, reduciendo el riesgo y el número de caídas.
  • Natación: disminuye el impacto sobre las articulaciones, especialmente en personas mayores con problemas de artrosis, permitiendo un ejercicio aeróbico y disminuyendo la posibilidad de trauma.
  • Respiración: los ejercicios de respiración pueden ser muy convenientes, tanto para el control y movimiento de los músculos implicados, como por su efecto relajante, como complemento a la actividad física regular. Se pueden realizar ejercicios de respiración profunda a través de la nariz, permitiendo que el diafragma se expanda, soltando el aire por la boca, repitiendo la operación varias veces.



¿Qué tan frecuente debe ejercitarse una paciente con enfermedad de Parkinson?

Nuevamente, esto depende de la capacidad de cada paciente, en la cual influye la edad, el tiempo de evolución de la enfermedad y la presencia de otras enfermedades asociadas. Idealmente, debería realizarse un mínimo de 3 a 5 veces por semana, al menos 20 minutos cada día. Sin embargo, lo recomendado es iniciar poco a poco, y a medida que se vaya mejorando el acondicionamiento y la resistencia al ejercicio, ir aumentando según tolerancia e indicación de el médico o terapeuta físico. Hay que tener en cuenta que algunos pacientes con enfermedad de Parkinson, requerirán de supervisión o apoyo al realizar ejercicio físico, por lo que el papel del cuidador o acompañante es crucial para mejorar el acondicionamiento, la funcionalidad y la calidad de vida de los pacientes.

#YoCaminoPorElParkinson
Abril 7 en Bogotá - 8:00 a.m.
Salida desde el Parque el Virrey


Dra. Catalina Cerquera 
Neuróloga especialista en enfermedad de Parkinson y Movimientos Anormales.
Pontificia Universidad Javeriana - Hospital Universitario San Ignacio

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